No te pido que me ames o me olvides, quiero que recuerdes cuánto te he querido.
(Márchate. Trémolo)
Desde la creación de este blog intente ser lo menos subjetivo e individual que se puede ser, puesto que este espacio solo estaba dedicado a algunas cuestiones cotidianas pero sin nombrar mi persona...es decir de mis asuntos personales he tratado de huir pero hoy quisiera hacer una excepción o aun más, solo por estos días; pues lo que me sucede ahora es tan trascedental que el único refugio que encuentro es este espacio (había olvidado la verdadera razón de escribir) y que esta novisima narración pasa a ser una enorme novela cuyo final ya se evidenció...
Me refiero a lo que entradas anteriores mencionaba, el problema de la amistad y del amor; personalmente lo he vivido y estos días me hacen dar cuenta de lo mucho que me falta por reflexionar, las cosas que uno intentaba pasar por alto nunca las puede obviar y las cosas que se quiere olvidar son las que más se recuerda. No mencionaré nombre alguno, pues si en el caso que la persona incluida en este texto lee estas líneas es por que de alguna razón sabe la existencia de este espacio y sé que no le gustaría nada que la mencione. Era mi mejor amiga...y ese era mi temor por sentir algo más allá de eso, sin embargo las cosas se dan por así...los sentimientos no deben ocultarse por más que afecte a las personas que nos rodean, en este caso a la referida persona.
Más allá de la respuesta que me dio-que ya me la esperaba-está la reacción tan racional que tuvo, y eso es un punto que, muy en el fondo, admiro pero que no puedo comprender; pues aun mantengo la subjetividad y ese mundo irreal del cual es característica mía...
La consecuencia más difícil de afrontar es su alejamiento pues era lo último que quería, pero creo que por el bien de los dos es lo más adecuado a seguir; se podría decir que perdí la mayor compañía real de estos últimos años de mi vida, espero superar esto y continuar con mis novisimas narraciones...