"Que vivo de ilusiones y así no sé vivir..."
La vez pasada un conocido mío me comentó los problemas que le acontece por crear mundos que en su realidad no se concretan, por soñar despierto que es feliz mientras que al observarse en el espejo se da cuenta que no lo es; en pocas palabras: por vivir de ilusiones y nada más. Me quedé reflexionando de lo que quiso decir con eso y llegé a decirle "pero que tiene de malo vivir así, pues yo lo hago". Las ilusiones no son malas, al contrario nos dejan escapar de ese mundo tan huérfano de alegría que es la realidad y nos dan varias razones para sonreír de tanta tristeza; sin embargo exagerar de ello sí está mal pues de ahí chocas con ese muro de verdad. Aquel amigo me dijo, además, que su problema estaba en creer que una persona le gustaba y que al final descubrió lo contrario...fue ahí que no supe que decir pues a veces es necesario callar ante los problemas de los demás. Para no seguir con esa cadena de sufrimiento que arrastraba aquel tipo me contuve por no decirle que cometió dos errores: el primero es de confundir "la ilusión verdadera" con obsesiones y el segundo error fue ignorar que lo que estaba viviendo no era realidad; al referirme a verdadera ilusión doy a entender la sensación de ser feliz por momentos en que uno no lo es, no de creer que es feliz porque lo es ya que en realidad- lamentablemente-no lo es ( no sé si alguien me entienda con esto). En pocas palabras, y para explicarme mejor, voy a establecer la vida y la ilusión el escritor y su cuento: No siempre se empieza feliz, pero el que escribe puede construir felicidades a sus personajes, como también puede disdibujarlas y es que eso solo está en la creación del cuentista, en su imaginación; ello no implica que él sea así, solamente transmite su "felicidad" en sus cuentos; he ahí el verdadero caracter de la ilusión: el de transmitir felicidades ( aunque no las tenga) y darse cuenta que son solo eso, meras ilusiones, incongruencias con la realidad, mundos de papel tan frágiles que se deshacen facilmente.
Empecemos por darnos cuenta de nuestra realidad y no huyamos de ella engañandonos a nosostros mismos, pero también empecemos por soñar que nuestra vida pudo ser feliz algún día aunque solo se encuentre en nuestra mente: esa enorme confesión de nuestros sentimientos.
No tiene nada de malo vivir de ilusiones y una buena razón de ello es la creación de este blog, es ésta mi ilusión ajena a mis realidades.
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